De ti depende.

Aunque a veces nos resulte difícil de aceptar, cada quien tiene la vida que ha elegido, porque incluso cuando optas por no decidir, estás eligiendo no hacerlo. Se trata de asumir nuestra responsabilidad por las decisiones que hemos tomado a lo largo del camino. Si no estás a gusto, no te parece o quieres tu vida sea diferente, de ti depende que esto suceda. Son tus acciones y decisiones el puente que conecta tus deseos con la realidad. No es suficiente con comprenderlo e imaginar como sería, hay que hacerlo. Tus decisiones y tus acciones son el camino para construir la vida que quieres vivir.

También es muy cierto que uno a veces no elige lo que sucede en nuestra vida, pero siempre tiene el poder de elegir cómo responder a esto que ha ocurrido. La regla del 90/10. El 10 % es lo que ocurre en el mundo exterior y el 90% indica cómo nos relacionamos con esto, representa nuestra actitud. Aún en las situaciones más difíciles, uno siempre puede elegir aprender de esa experiencia. Es lo que le da valor y significado para nuestra vida.

En la sociedad actual la soledad es algo que se evita de diferentes maneras, pero en verdad puede significar una oportunidad para el autoconocimiento, la meditación y la reflexión; y a partir de aquí, para el cambio y el crecimiento personal. Conocerse a uno mismo, es el punto de partida para comprender cómo eres, qué quieres, cuáles son tus necesidades predominantes, los miedos asociados, tus recursos y talentos, tus creencias y pensamientos limitantes. Es importante saber cómo soy para llegar a ser cómo quiero.

No estamos determinados a ser de una única manera, tenemos el poder de cambiar nuestro comportamiento, desarrollar habilidades, aprender y evolucionar hacia un nuevo nivel de conciencia. A la par, debemos desaprender los viejos programas que nos limitan para poder crear y practicar los nuevos, esos que suman y contribuyen a nuestro bienestar y lo que deseamos lograr. Darse cuenta y hacerlo consiente es el primer y más importante paso para cambiar.

Todos tenemos modelos mentales que representan aquello que creemos y en base a los cuales nos comportamos y conducimos por la vida. Porque todos actuamos según aquello que creemos. No está ni bien ni mal tener modelos mentales, se trata de hacerlos consiente para evitar que estos dirijan y determinen nuestra existencia. Parte de este proceso consiste en hacer una pausa para dejar de reaccionar en automático y decidir nuestra respuesta tomando en cuenta aquello que deseamos lograr. Comenzar con el final en mente, evaluar las diferentes opciones y soluciones que se nos presentan a fin de tomar la mejor decisión. De este modo, podrás conseguir que tus sueños se hagan realidad a través de tus acciones.

Es simple, se trata de saber qué quieres y qué no quieres, para ti, en tu vida y en tus relaciones. Nótese que dije simple y no fácil, porque no lo es. Nos equivocamos cuando interpretamos lo simple como algo fácil, nada más alejado de la realidad. Simple y fácil no son sinónimos, al menos cuando se trata de cambiar y crear la mejor vida posible para uno. Casi siempre, hacerlo simple lleva implícito transitar todo un arduo camino de aprendizaje y crecimiento personal para llegar a ese nivel de conciencia que te permita saberlo, sentirlo y actuarlo, para que se convierta en tu realidad. De este modo, lograr aquello que deseas y crear la vida que quieres, será el resultado de tus acciones y tus decisiones, tomadas esta vez de manera consciente. Porque somos los arquitectos de nuestra vida y los creadores de nuestro destino.

Entre dos mundos: la relación con uno mismo y su impacto en nuestra vida.

Las respuestas que buscamos afuera están desde siempre dentro de nosotros. Vinimos a este mundo con las capacidades necesarias para vivir en él de la mejor manera posible. Además, contamos en nuestro interior, con el mejor maestro y nuestros sanadores. Es a través de la relación con uno mismo que puedes conectar con tu guía interior, tu sabiduría, tus capacidades y recursos, para aprender a navegar en el rio de la vida.

Estamos vivos pero a veces no estamos viviendo, no somos consientes de la vida que se manifiesta desde nuestro interior para participar a plenitud del mundo exterior. Se trata de tomar conciencia, mover la luz hacia nuestro interior, para poder escuchar a nuestra guía interna y reconocer todos los recursos que poseemos con la finalidad última de comenzar a usarlos. Porque no sólo se trata de saber, si no de hacer, de practicar lo aprendido para lograr aquello que deseas y hacer realidad tus sueños.

Aprender a vivir implica la aceptación total de quien soy y cómo soy. Comenzar a comprendernos y dejar de juzgarnos. Es muy importante el trabajo interior para cambiar comportamientos, actitudes y respuestas, comenzar cuestionarios nuestros modelos mentales. Esto traerá como resultado poder evolucionar hacia otro nivel de conciencia, fortaleciendo al observador dentro de cada uno. Nuestro comportamiento está determinado por nuestro tipo de personalidad, el entorno en el que crecimos y el nivel de conciencia que poseemos. Somos los arquitectos de nuestra vida, la cual se construye a partir de nuestro comportamiento, acciones, actitudes y decisiones. Será desde la relación contigo que podrás evolucionar hacia ese nivel de conciencia que te permita crear la vida que tú quieres.

Contrario a lo que pareciera, es a través de la relación con uno mismo que podemos participar más plenamente del mundo exterior. Todo aquello que seas capaz de construir y desarrollar en tu interior, será lo que te permita conectar con el mundo que te rodea y participar de la vida a plenitud. Es en esta relación personal e interior con uno mismo donde se desarrolla la sensibilidad, la capacidad de percepción, las habilidades que necesitas y el entendimiento profundo, para apreciar todo lo que acontece en nuestro entorno, vivirlo y experimentarlo en la amplia gama de las posibilidades que la vida nos ofrece. Todo aquello que descubrimos y construimos en nuestro interior, será lo que podremos compartir y entregar a los que nos rodean. Tú eres el vínculo que articula y expresa la relación entre ambas dimensiones de la existencia: tu mundo interior y tu entorno.

Tan importante como saber cómo eres, es saber cómo quieres llegar a ser. A través de la relación con uno mismo, se abre el camino hacia la evolución personal, para ser tu mejor manifestación y vivir mejor. De este modo, uno decide asumirse como autor y protagonista de un proceso de transformación interior, donde despertar a un nuevo nivel de conciencia que te permitirá lograr aquello que deseas en cualquier área de tu vida. Se trata de que tu vida sea el mejor reflejo de todo lo que has aprendido y evolucionado en tu interior, en la relación contigo mismo.

Conflictos y soluciones.

En ocasiones nos encontramos en momentos de la vida, situaciones o conflictos donde nos preguntamos: ¿qué hacer? Nadie en esta vida te conoce mejor que tú. Has vivido contigo cada uno de los días de tu vida, por lo que nadie podría tener mejor respuesta que la tuya a esa pregunta. Lo que les funciona a los otros, no necesariamente tiene por qué funcionarte a ti. Casi todos al final o desde el principio actuamos según aquello en lo que creemos y no por lo que los otros nos digan. Como ese refrán que nos recuerda que nadie escarmienta por cabeza ajena. Es por ello que resulta tan valioso encontrar tus respuestas y tus soluciones a los conflictos, en especial aquellos vinculados a tus relaciones. Es importante de encontrar tu manera de ser, estar y conducirte en situaciones específicas e importantes para ti.

No tenemos el poder de cambiar la personalidad de los otros, ni de modificar la manera cómo se comportan con nosotros, ni de transformar sus decisiones o solucionar sus conflictos interiores. Si tenemos otros poderes, muy valiosos e importantes para nosotros en todas nuestras relaciones. Podemos decidir cómo queremos que sea nuestra mitad, diseñar nuestra parte en esa relación, estableciendo límites saludables, siendo responsables de nosotros mismos y de nuestro bienestar emocional. Podemos decidir cómo queremos reaccionar a aquello que sucede y cómo responder a lo que nos afecta en nuestras relaciones.

Regálate tiempo para estar contigo, reflexionar y explorar todo lo vinculado a la relación desde el pasado hasta hoy, un recorrido de ida y vuelta. Tal vez podrás reconocer un patrón o una dinámica establecida en la relación, lo común, aquello que casi siempre sucede y ha sido la norma en la relación. Recuerda y analiza cómo ha sido esa relación, cómo te has sentido y las reacciones que tenido la otra persona para contigo en situaciones similares en el pasado que puedan servirte de referencia. Se trata de beneficiarte de tus experiencias pasadas para encontrar la manera de solucionar situaciones presentes. Explorar qué podrías hacer diferente si deseas lograr un resultado diferente.

Hay personas que tienen la capacidad de sacarnos de nuestro centro, crear interferencias emocionales en nosotros y movernos fuera de balance. Es por ello que recordar cómo somos cuando nos sentimos a gusto y siendo nosotros mismos en otras relaciones es muy buen inicio para identificar aquello que queremos lograr en esta situación en específico.

Pregúntate, adentro y profundo, ¿qué quieres hacer? ¿Cómo quieres actuar? ¿Cuál sería la solución para ti, el resultado que deseas para el conflicto o situación que estas viviendo? ¿Qué podrías hacer diferente para lograr eso que deseas? Reflexiona sobre tus propósitos, aquello que deseas lograr. Es muy probable que sean más de uno, escríbelos en orden de importancia para ti.

Lo más común es que muchas veces no tenemos claro lo que queremos. Cuando aún no sabes exactamente lo que quieres, casi siempre sabes y tienes muy claro lo que no quieres. Este siempre puede ser un buen referente, saber aquello que deseas evitar, que no quieres para ti, ni que suceda en tu vida, por lo que tomar acciones para prevenirlo es igualmente válido y eficaz.

Una vez que puedes identificar el final deseado, el estado de la relación a donde deseas llegar, puedes comenzar a explorar los caminos para llegar allí. Cuáles son tus fortalezcas, cualidades y talentos que te van a ayudar a lograr lo que deseas y que estos te sirvan de apoyo y guía. Úsalos. Del mismo modo, considera las diferentes opciones y la mejor manera para lograr aquello que quieres. Muchas veces resulta muy útil para alcanzar lo que queremos comenzar con el final en mente, para encaminar nuestros pasos en esa dirección.

Procura identificar al menos tres opciones diferentes de cómo hacerlo, te sorprenderás de tu creatividad para encontrar soluciones. Ahora, piensa en el efecto que podrían tener estas acciones, las consecuencias probables de cada una de ellas. Cuál sería la más efectiva, la que mejor te garantice que logres el resultado que deseas. Tú eres la persona mejor informada sobre el efecto que podrían tener en ti, en el otro y para la relación cada una de las opciones que consideres como solución, porque tú has vivido dentro de la relación y tienes experiencias pasadas para poder anticipar su resultado.

Escoge aquella acción o acciones que mejor te ayuden a lograr lo que deseas y ponlas en práctica. Si el resultado no es el esperado siempre puedes reorientar la brújula y corregir el rumbo hasta que poco a poco, haciendo camino al andar como nos enseñó el poeta, logres aquello que deseas.

Cada experiencia es una oportunidad para aprender y crecer. Detrás de cada vivencia y relación en nuestra vida hay una lección importante y necesaria para nosotros. Incluso aquellas personas con las que tenemos una relación muy difícil y complicada tienen un propósito en nuestra vida, existe una razón por la cual ellas están presentes en nuestra vida. Se trata de encontrar la lección detrás de la persona y de lo que nos sucede. Vivir esta experiencia como una oportunidad de aprendizaje para crecer y avanzar en el camino hacia nuestro crecimiento personal.

Esas situaciones que vivimos en la cual tenemos que tomar decisiones importantes sobre nosotros y nuestras relaciones, son una oportunidad para poner límites saludables y asumir la responsabilidad con nosotros y aquello que deseamos lograr. Una de las mejores ocasiones para hacer el bien, entregar lo mejor y ayudar a los demás se presenta cuando nos hacemos responsables de nuestra vida y nuestro bienestar, a la vez que ofrecemos al otro igual oportunidad para hacer lo mismo.

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Mi encuentro conmigo.

Parte del proceso de crecimiento personal es aprender a estar con uno mismo. Es por ello que cuando tengas la oportunidad de estar a solas contigo y disfrutar de tu propia compañía, no la dejes pasar. De este modo, estar con los otros e incluso tener pareja, siempre será siempre una cuestión de elección y no de necesidad.
El autoconocimiento, a través de ese encuentro con uno mismo, es el primer paso en el proceso de crecimiento interior. Se trata de darte el permiso para ser quién eres y aceptar a los otros como son. Poder ver y aceptar, a ti mismo, a los otros y a las circunstancias tal y como son. No como te gustaría que fuera, no como te dijeron que sería, no como te la imaginaste, ni tampoco distorsionada por tus deseos, promesas ajenas y otras versiones. Ten la certeza de que en esa realidad y en la experiencia que estás viviendo hay lecciones de vida importantes y necesarias para ti, para crecer y ser la persona que eres y serás, según recorras el camino de la vida.
En el proceso de sanar uno despierta a un nuevo nivel de consciencia. Será como si cruzaras un puente. Durante mucho tiempo viviste de un lado del puente sin mucha consciencia de cuanto ocurría allí. Hasta que un día sentiste que se abría el camino hacia un puente. Por instinto de supervivencia, esa maravillosa ancla interior que nos regresa hacia la salud, comenzaste a andar en esa dirección para luego reconocerte del otro lado, en un lugar luminoso, de paz, bienestar y amor. Estando allí, todavía puedes escuchar y ver a los que se han quedado del otro lado del puente, donde vivías antes y quisieras que ellos también tomaran el puente para llegar a dónde estás. Pero ese camino cada quien tiene que decidir transitarlo de manera individual, es un proceso personal y no puedes arrastras a los otros por el puente. Cada uno tomará las decisiones que considere necesarias para su vida a su debido tiempo.
Las despedidas son siempre doloras, vivimos un proceso de duelo por la pérdida de aquellas personas a quienes amamos. Prevalece el deseo íntimo de reescribir la historia para que esta vez si tenga un final feliz. El final que has soñado, en final que deseas. Pero una relación es de dos, no es suficiente con que tú lo quieras, el otro tiene que hacer su parte en aras de encontrar el equilibrio para que la relación funcione en la dinámica de dar, recibir y pedir. Para crecer juntos.
Se trata de aceptar que hay personas y situaciones que no puedes cambiar, no importa cuánto te desvivas y te empeñes por lograrlo. Tú no tienes el poder de cambiar a los otros, de solucionar sus problemas y conflictos, ni de controlar su comportamiento. Sólo tienes el poder de hacerlo contigo y con tu vida. Cada quien mira la vida a través de sus propios lentes, según su tipo de personalidad y su nivel de consciencia. Es importante comprender y aceptar que cada uno de nosotros vive su proceso y tiene sus tiempos.
Que el amor que sientes por ti siempre sea mayor y más importante para ti que la necesidad de sentir y tener el amor de otra persona. No te traiciones para lograr que alguien permanezca a tu lado y tener su amor, no te olvides de ti, no dejes de quererte, ni de ser quién eres. Se trata de estar con uno mismo, reconocerse, mirar adentro, saber quién eres y qué quieres, escucharte, seguir tu intuición, y encontrar tu camino para vivir a tu manera.
Saber que puedes y quieres estar contigo, ocuparte de ti y de tu vida, siempre será la mejor recompensa. Porque tú eres el mejor regalo que te ha dado la vida.

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