El Poder de elegir.

En la vida casi siempre existen personas con las que tenemos una relación complicada y que por alguna o más de una razón, esta no fluye de manera natural. La dinámica de la relación suele ser de muchos roces, tropiezos, malentendidos e interpretaciones, todo lo cual genera malestar y problemas de comunicación. Este tipo de relaciones suele presentarse en cualquiera de los ámbitos donde transcurre nuestra vida: laboral, familiar o nuestro entorno inmediato.

El enojo, la frustración, el malestar, la tristeza, junto a todo el torbellino de pensamientos y emociones negativas que sentimos, no serán nunca un buen lugar desde donde tomar decisiones sobre nuestras relaciones y tenemos altas probabilidades de engancharnos en una batalla de Egos. Los pensamientos negativos provocan en nosotros un torrente de emociones desfavorables que nos hacen sentir muy mal. Cuando estos pensamientos negativos y emociones asociadas nos rebasan, casi siempre reaccionamos desde la trampa del Ego que nos separa, divide y juzga, donde asumimos e interpretamos.

Todos somos capaces de lograr lo que deseamos en nuestras relaciones, al menos en la parte que nos toca, cómo me quiero sentir y cómo quiero estar. Se trata de poner nuestra atención en encontrar soluciones en lugar de entregar nuestra energía al problema. Donde pones tu atención, crece. Tengo la certeza de que cada uno de nosotros ha llegado a este mundo con los recursos necesarios para encontrar soluciones. Contamos con toda la capacidad y los recursos interiores para ser y estar lo mejor posible en esta vida. Dentro de nosotros se encuentran las respuestas que buscamos, sólo tenemos que regalarnos el tiempo, el espacio y el silencio para escucharlas.

Uno no tiene el poder de controlar lo que ocurre en el mundo exterior, cómo son los otros, cómo van  actuar o comportarse en la relación, pero tenemos todo el poder de elegir cómo queremos responder ante cada situación: si vamos a reaccionar en automático desde la trampa del Ego y el torrente de pensamientos y emociones negativas; o por el contrario, vas a elegir las acciones desde tu Ser, esa dimensión interior y profunda en cada uno de nosotros, tu esencia, tu sabiduría y tu paz interior. Se trata de ejercer el poder de elegir.

Podemos comenzar situándonos en la posición de observador, de mí, del otro y de la relación, para analizar de la manera más objetiva posible la situación, lo sucedido, el hecho. Salirnos del torrente de pensamientos, interpretaciones, condicionamientos mentales, lo que hemos asumido y demás trampas de la mente (Ego) con toda su repercusión emocional. Una de las maneras más efectiva para salirnos del torbellino de pensamientos negativos que nos producen sufrimiento, malestar, frustración y enojo, al tiempo que nos permite conectar con nuestro Ser, será concentrarnos en nuestra respiración. Intenta poner toda tu atención por unos minutos únicamente en tu respiración, inhala y exhala despacio de manera muy consciente, esto te sitúa en el momento presente y te ayuda a salir del torbellino de tu mente. Regálate tiempo y distancia para conectar con tu guía interior, tu intuición y desde allí decidir cómo quieres actuar.

Se trata de encontrar tu manera para desprenderte de aquel o aquellos pensamientos que te hacen sentir mal y que decidiste creerte, al mismo tiempo que te conectas con ese espacio dentro de ti de sabiduría y paz, desde donde tomar las mejores decisiones. Lograr identificar cuál es el pensamiento que te provoca esas emociones para cuestionártelo. ¿Es este pensamiento cierto? ¿Puedo estar absolutamente convencido de que esto que pienso es cierto? Qué pasa una vez que decido creerme este pensamiento, ¿cómo reacciono? ¿Cómo sería yo sin este pensamiento?

Intenta observar la situación, lo ocurrido, el hecho sin interpretaciones ni pensamientos asociados. Saber qué es lo que quieres lograr, cómo te quieres sentir, cómo quieres estar. Sin hacer nada más, sólo observar desde tu Ser. Una vez que sepas aquello que deseas lograr, explorar cuál o cuáles serían las opciones para llegar allí, considera al menos más de tres posibilidades. ¿Cuáles son las acciones que mejor te garantizan alcanzar lo que tú quieres en la relación y de la situación? Comenzar con el final en mente y explorar las opciones para lograr lo que deseas.

Se trata de evitar reaccionar en automático para de este modo evitar repetir los viejos patrones y conductas que te llevarán irremediablemente a obtener los mismos resultados. Dejar de engancharnos y encontrar otros caminos y soluciones para lograr resultados diferentes. Cada quien encontrará su manera porque lo que funciona para unos puede que no funcione para otros, porque todos somos diferentes.

Resulta imprescindible encontrar tu manera de ganar tiempo y poner distancia para practicar la pausa que te permite decidir cómo quieres responder y que vas a hacer para lograr aquello que deseas. Se trata de viajar hacia tu interior para conectar contigo, para saber qué quieres y que tus acciones te lleven a conseguirlo. Confía siempre en ti, en tu sabiduría y utiliza tu guía interior. Dentro de ti está desde siempre todo lo que necesitas. Búscalo allí.

Conflictos y soluciones.

En ocasiones nos encontramos en momentos de la vida, situaciones o conflictos donde nos preguntamos: ¿qué hacer? Nadie en esta vida te conoce mejor que tú. Has vivido contigo cada uno de los días de tu vida, por lo que nadie podría tener mejor respuesta que la tuya a esa pregunta. Lo que les funciona a los otros, no necesariamente tiene por qué funcionarte a ti. Casi todos al final o desde el principio actuamos según aquello en lo que creemos y no por lo que los otros nos digan. Como ese refrán que nos recuerda que nadie escarmienta por cabeza ajena. Es por ello que resulta tan valioso encontrar tus respuestas y tus soluciones a los conflictos, en especial aquellos vinculados a tus relaciones. Es importante de encontrar tu manera de ser, estar y conducirte en situaciones específicas e importantes para ti.

No tenemos el poder de cambiar la personalidad de los otros, ni de modificar la manera cómo se comportan con nosotros, ni de transformar sus decisiones o solucionar sus conflictos interiores. Si tenemos otros poderes, muy valiosos e importantes para nosotros en todas nuestras relaciones. Podemos decidir cómo queremos que sea nuestra mitad, diseñar nuestra parte en esa relación, estableciendo límites saludables, siendo responsables de nosotros mismos y de nuestro bienestar emocional. Podemos decidir cómo queremos reaccionar a aquello que sucede y cómo responder a lo que nos afecta en nuestras relaciones.

Regálate tiempo para estar contigo, reflexionar y explorar todo lo vinculado a la relación desde el pasado hasta hoy, un recorrido de ida y vuelta. Tal vez podrás reconocer un patrón o una dinámica establecida en la relación, lo común, aquello que casi siempre sucede y ha sido la norma en la relación. Recuerda y analiza cómo ha sido esa relación, cómo te has sentido y las reacciones que tenido la otra persona para contigo en situaciones similares en el pasado que puedan servirte de referencia. Se trata de beneficiarte de tus experiencias pasadas para encontrar la manera de solucionar situaciones presentes. Explorar qué podrías hacer diferente si deseas lograr un resultado diferente.

Hay personas que tienen la capacidad de sacarnos de nuestro centro, crear interferencias emocionales en nosotros y movernos fuera de balance. Es por ello que recordar cómo somos cuando nos sentimos a gusto y siendo nosotros mismos en otras relaciones es muy buen inicio para identificar aquello que queremos lograr en esta situación en específico.

Pregúntate, adentro y profundo, ¿qué quieres hacer? ¿Cómo quieres actuar? ¿Cuál sería la solución para ti, el resultado que deseas para el conflicto o situación que estas viviendo? ¿Qué podrías hacer diferente para lograr eso que deseas? Reflexiona sobre tus propósitos, aquello que deseas lograr. Es muy probable que sean más de uno, escríbelos en orden de importancia para ti.

Lo más común es que muchas veces no tenemos claro lo que queremos. Cuando aún no sabes exactamente lo que quieres, casi siempre sabes y tienes muy claro lo que no quieres. Este siempre puede ser un buen referente, saber aquello que deseas evitar, que no quieres para ti, ni que suceda en tu vida, por lo que tomar acciones para prevenirlo es igualmente válido y eficaz.

Una vez que puedes identificar el final deseado, el estado de la relación a donde deseas llegar, puedes comenzar a explorar los caminos para llegar allí. Cuáles son tus fortalezcas, cualidades y talentos que te van a ayudar a lograr lo que deseas y que estos te sirvan de apoyo y guía. Úsalos. Del mismo modo, considera las diferentes opciones y la mejor manera para lograr aquello que quieres. Muchas veces resulta muy útil para alcanzar lo que queremos comenzar con el final en mente, para encaminar nuestros pasos en esa dirección.

Procura identificar al menos tres opciones diferentes de cómo hacerlo, te sorprenderás de tu creatividad para encontrar soluciones. Ahora, piensa en el efecto que podrían tener estas acciones, las consecuencias probables de cada una de ellas. Cuál sería la más efectiva, la que mejor te garantice que logres el resultado que deseas. Tú eres la persona mejor informada sobre el efecto que podrían tener en ti, en el otro y para la relación cada una de las opciones que consideres como solución, porque tú has vivido dentro de la relación y tienes experiencias pasadas para poder anticipar su resultado.

Escoge aquella acción o acciones que mejor te ayuden a lograr lo que deseas y ponlas en práctica. Si el resultado no es el esperado siempre puedes reorientar la brújula y corregir el rumbo hasta que poco a poco, haciendo camino al andar como nos enseñó el poeta, logres aquello que deseas.

Cada experiencia es una oportunidad para aprender y crecer. Detrás de cada vivencia y relación en nuestra vida hay una lección importante y necesaria para nosotros. Incluso aquellas personas con las que tenemos una relación muy difícil y complicada tienen un propósito en nuestra vida, existe una razón por la cual ellas están presentes en nuestra vida. Se trata de encontrar la lección detrás de la persona y de lo que nos sucede. Vivir esta experiencia como una oportunidad de aprendizaje para crecer y avanzar en el camino hacia nuestro crecimiento personal.

Esas situaciones que vivimos en la cual tenemos que tomar decisiones importantes sobre nosotros y nuestras relaciones, son una oportunidad para poner límites saludables y asumir la responsabilidad con nosotros y aquello que deseamos lograr. Una de las mejores ocasiones para hacer el bien, entregar lo mejor y ayudar a los demás se presenta cuando nos hacemos responsables de nuestra vida y nuestro bienestar, a la vez que ofrecemos al otro igual oportunidad para hacer lo mismo.

amor-pareja