Nuestra existencia transcurre en diferentes dimensiones. La vida se despliega en la dimensión del mundo físico o material y en el mundo espiritual, donde se interconecta y unifica todo lo que existe como parte de una misma esencia. Todo lo que existe es la expresión de esa fuerza creadora, fuente de energía y vida que constituye su esencia, su núcleo y nuestra verdadera naturaleza. Núcleo y esencia que nos unifica y conecta.
Nuestras experiencias, vivencias, sucesos y relaciones en la dimensión espiritual son tan reales, verdaderas y significativas como aquellas que vivimos en el mundo físico.
La manera de existir es a través de nuestros cuerpos, habitamos de manera simultánea diferentes cuerpos: nuestro cuerpo físico, nuestro cuerpo emocional, nuestro cuerpo mental y nuestro cuerpo espiritual. También podríamos considerar el cuerpo energético, que para mí es la esencia que da vida e interconecta a los otros cuerpos, su esencia y vínculo.
Nuestro cuerpo físico nos permite habitar en el mundo físico, estar en él y experimentar todas las posibilidades dentro de esta dimensión terrenal. A través de nuestra presencia física participamos de este mundo dentro del marco del tiempo y el espacio físico, nos relacionamos con las personas y el mundo que nos rodea. A su vez, nuestro cuerpo físico es el continente y morada del resto de los cuerpos que nos conforman.
Nuestro cuerpo mental nos permite realizar todas las funciones cognitivas relacionadas con la mente. Tenemos la capacidad de razonar a todos los niveles del pensamiento: concreto y abstracto, entender conceptos, imaginar, incorporar información y conocimientos, aprender y recordar, memorizar, realizar analogías, inferir, anticipar, tomar decisiones, visualizar y todo lo referente a nuestra vida a nivel intelectual, del pensamiento y del conocimiento.
Por su parte, nuestro cuerpo emocional es el depositario de todo cuanto vivimos en el ámbito de los sentimientos y las emociones. Tus emociones te hablan, son parte de tu voz y guía interior. Ellas te están diciendo qué es importante para ti, qué quieres, cuáles son tus necesidades, cuáles son las lecciones por aprender detrás de las personas, las relaciones, los eventos y las circunstancias.
A través de nuestro cuerpo espiritual participamos de la vida en la dimensión espiritual que es a la vez total, interior, unificadora y permanente. Representa el universo de las almas, de la esencia de vida, luz, energía y sabiduría interior. Nuestro núcleo espiritual, extensión de la fuerza y energía creadora del universo o Dios, cualquiera que sea tu manera de entenderlo y el significado que le otorgues.
Sucede que estos cuerpos que habitamos no reciben siempre el mismo nivel de atención y cuidado de nuestra parte, con relación a la cantidad y calidad de energía que les dedicamos. Cuando ofreces más tiempo y energía a uno de ellos, este se desarrolla y crece a veces en detrimento de los otros cuerpos que no han recibido el mismo nivel de atención. Donde pones tu atención y energía, crece.
Así, podemos apreciar cuando se ha dedicado más atención al cuerpo físico y se ha descuidado el cuerpo intelectual o viceversa. Otras veces, cuando se procura más atención al cuerpo espiritual podría suceder que se debilita nuestro contacto con el cuerpo físico.
Nuestros cuerpos están interconectados, dependen absolutamente uno de otros para su supervivencia y tienen un impacto directo sobre nuestra salud y bienestar. Por ello es tan importante que reconozcamos y valoremos este vínculo.
Otro ejemplo sobre la conexión entre nuestros cuerpos se aprecia en el efecto y condicionamiento entre el cuerpo mental, el cuerpo emocional y su manifestación a nivel somático en el cuerpo físico. El origen y causa de casi todas nuestras emociones es un pensamiento. Los pensamientos viajan a una velocidad y rapidez tal que muchas veces ni tan siquiera podemos darnos cuenta de que están ahí, son la causa de la emoción que sentimos y responsables de cómo nos sentimos. Por debajo de lo que estás sintiendo hay un pensamiento que lo provocó. El mensaje que recibimos a nivel concreto es una emoción en nuestro cuerpo emocional y registrada a través nuestro cuerpo físico. Nos contraemos, nos sudan las manos, se nos desborda el pecho, sentimos un calor que sube desde el estómago, un hoyo en la panza, mariposas en el estómago, el corazón que se acelera, son muestras de algunas de las tantas maneras en que nuestro cuerpo nos habla y nos dice cómo hemos reaccionado a lo que ocurrió.
Lo que nos causa dolor y sufrimiento casi nunca es el hecho o evento que ha ocurrido, si no el pensamiento e interpretación asociado a esto que ha ocurrido, que provoca la emoción y condiciona como nos sentimos con relación al hecho. Se trata de hacerlo consiente, observar y observarnos para aprender de nosotros y de los otros, escuchar a nuestros cuerpos. Porque todo aquello que no hagas consciente seguirá dirigiendo tu vida.
Todo lo que está en equilibrio está bien. Se trata de encontrar el equilibrio en nuestra vida a través de los cuerpos que habitamos, en la dimensión material y espiritual de la existencia. Conectarnos a nuestro cuerpo físico, mental, emocional y espiritual, reconocerlos a todos por igual y destinar igual nivel de atención, cuidado y energía para nuestro crecimiento interior y nuestro bienestar. Para celebrar la vida.

¡Excelente entrada, Betti! Gracias por seguir compartiendo con nosotros un poquito de tu sabiduría. Un abrazote.
Is querida…gracias a ti por acompañarme en este espacio…lo aprecio y valoro muchísimo! Gracias!!! Besos!!!
Gracias por comtinuar a mi lado en mi proceso de concientización ahora con tus escritos. Besos!!!
Gracias a ti, por acompañarme! Besines.