Enojo y dolor, en la misma frecuencia.

Nos enseñan los sanadores que trabajan con la energía del cuerpo que el enojo y el dolor vibran en la misma frecuencia en nuestro interior. Cuando tuve la oportunidad de conocer sobre esto comprendí las razones por las cuales resulta tan común que confundamos en nosotros y en los otros, los sentimientos asociados al enojo y el dolor.

Cuando vivimos situaciones personales y familiares que traen consigo dolor y frustración, la manera de expresarlo se parece mucho al enojo. Con frecuencia no podemos ver que detrás de lo que interpretamos como enojo, hay un proceso de duelo, tristeza o miedos, un conjunto de emociones que nos superan y necesitan tiempo para ser comprendidas y poder sanar.

Las personas hablando se entiende. Cuando sea posible, esta será siempre la mejor manera, la más saludable, para tratar el conflicto y encontrar soluciones a la situación que estamos viviendo, para deshacer el nudo emocional que se ha creado. Resulta importante aprender a escucharnos y entendernos sin juzgar. Lo cual es parte inherente al proceso de aprender, crecer y compartir, para vivir nuestras relaciones en un espiral ascendente hacia nuestro bienestar y salud emocional.

Se trata de hablarnos y escucharnos desde nuestro Ser, haciendo a un lado al Ego que nos separa, juzga y aleja de los demás. Darnos cuenta de que el ego se alimenta de nuestro sufrimiento que se expresa a través de sentimientos y pensamientos negativos.

Hay ocasiones en las cuales no es posible hablar, para esos casos solo nos queda darle tiempo al tiempo y esperar a que se presente la oportunidad para reparar el daño. Todo en esta vida ocurre cuando tiene que ser, ni antes ni después … timing is always perfect. Obsérvate, se consciente de tu ritmo y de tus tiempos, cuando sea el momento indicado sentirás y sabrás qué es lo que quieres hacer.

No tenemos el poder de cambiar la personalidad de los otros, ni lo que ellos decidan, ni de solucionar sus conflictos interiores. Se trata de crecer en el proceso de aceptación de nosotros, de los otros y de nuestra circunstancia para dejar de engancharnos con aquello que interfiera en nuestro bienestar. Practicar la aceptación como el proceso de liberación interior en favor de nuestro Ser, permitiéndote ser quién eres y cómo eres, conectando con tu poder interior, tu bienestar y tu espiritualidad expresada en la relación con Dios o aquello en lo que creas, de la manera como tú lo concibas.

Dios o la vida casi siempre nos hablan a través de nuestras sensaciones y nuestra intuición, esa es su voz dentro de cada uno de nosotros y sólo depende de nosotros escucharla. Sigue a esa voz dentro de ti, esa es tu guía interior, ten la certeza de que allí están tus respuestas y ese es tu camino. Confía en ti y recuerda que no hay errores si no lecciones por aprender en este viaje hacia la conciencia al que llamamos vida.

 

sanar

 

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