Entre dos mundos: la relación con uno mismo y su impacto en nuestra vida.

Las respuestas que buscamos afuera están desde siempre dentro de nosotros. Vinimos a este mundo con las capacidades necesarias para vivir en él de la mejor manera posible. Además, contamos en nuestro interior, con el mejor maestro y nuestros sanadores. Es a través de la relación con uno mismo que puedes conectar con tu guía interior, tu sabiduría, tus capacidades y recursos, para aprender a navegar en el rio de la vida.

Estamos vivos pero a veces no estamos viviendo, no somos consientes de la vida que se manifiesta desde nuestro interior para participar a plenitud del mundo exterior. Se trata de tomar conciencia, mover la luz hacia nuestro interior, para poder escuchar a nuestra guía interna y reconocer todos los recursos que poseemos con la finalidad última de comenzar a usarlos. Porque no sólo se trata de saber, si no de hacer, de practicar lo aprendido para lograr aquello que deseas y hacer realidad tus sueños.

Aprender a vivir implica la aceptación total de quien soy y cómo soy. Comenzar a comprendernos y dejar de juzgarnos. Es muy importante el trabajo interior para cambiar comportamientos, actitudes y respuestas, comenzar cuestionarios nuestros modelos mentales. Esto traerá como resultado poder evolucionar hacia otro nivel de conciencia, fortaleciendo al observador dentro de cada uno. Nuestro comportamiento está determinado por nuestro tipo de personalidad, el entorno en el que crecimos y el nivel de conciencia que poseemos. Somos los arquitectos de nuestra vida, la cual se construye a partir de nuestro comportamiento, acciones, actitudes y decisiones. Será desde la relación contigo que podrás evolucionar hacia ese nivel de conciencia que te permita crear la vida que tú quieres.

Contrario a lo que pareciera, es a través de la relación con uno mismo que podemos participar más plenamente del mundo exterior. Todo aquello que seas capaz de construir y desarrollar en tu interior, será lo que te permita conectar con el mundo que te rodea y participar de la vida a plenitud. Es en esta relación personal e interior con uno mismo donde se desarrolla la sensibilidad, la capacidad de percepción, las habilidades que necesitas y el entendimiento profundo, para apreciar todo lo que acontece en nuestro entorno, vivirlo y experimentarlo en la amplia gama de las posibilidades que la vida nos ofrece. Todo aquello que descubrimos y construimos en nuestro interior, será lo que podremos compartir y entregar a los que nos rodean. Tú eres el vínculo que articula y expresa la relación entre ambas dimensiones de la existencia: tu mundo interior y tu entorno.

Tan importante como saber cómo eres, es saber cómo quieres llegar a ser. A través de la relación con uno mismo, se abre el camino hacia la evolución personal, para ser tu mejor manifestación y vivir mejor. De este modo, uno decide asumirse como autor y protagonista de un proceso de transformación interior, donde despertar a un nuevo nivel de conciencia que te permitirá lograr aquello que deseas en cualquier área de tu vida. Se trata de que tu vida sea el mejor reflejo de todo lo que has aprendido y evolucionado en tu interior, en la relación contigo mismo.