Las bondades de la neuroplasticidad.

Brain-power-recovery-blog-StepHouse2-e1429739294834-1036x453

Nuestra vida transcurre como una sucesión de eventos, situaciones, circunstancias y experiencias en sus diferentes ámbitos: personal, familiar, de pareja, con amigos, profesional, entre otros. A lo largo de la misma transitamos diferentes etapas : infancia, adolescencia, juventud y como adultos. Y en este fluir continuo, cada uno de nosotros va creando su experiencia de vida a través de sus acciones y decisiones.

Cada quien interpreta y procesa las experiencias vividas de acuerdo a su tipo de personalidad y su nivel de conciencia, lo cual determina cómo percibimos y reaccionamos ante nuestro entorno y lo que acontece. Esa manera única y personal de interpretar la realidad y cuanto sucede en ella, conforma nuestros pensamientos, modelos mentales y creencias, los cuales a su vez nos provocan emociones y sentimientos,  del mismo modo que determinan nuestro comportamiento.

Cada quien tiene, según su tipo de personalidad y su nivel de conciencia, una manera propia de pensar, sentir y actuar, a partir de la cual crea su experiencia de vida. A su vez, cada uno hace uso, ya sea de manera consciente o aún no, de las diferentes cualidades, habilidades y conocimientos para satisfacer sus necesidades y lograr lo que desea en cada una de la etapas por las cuales transcurre su vida.

Todos poseemos cualidades que practicamos a diario de manera espontánea y casi por instinto, sin detenernos a pensar en ellas porque son rasgos intrínsecos de nuestro tipo de personalidad y expresan cómo somos. Sin embargo, también hay cualidades necesarias e importantes para la vida que nos damos cuenta que no aún no hemos desarrollado y nos gustaría contar con ellas.

Las cualidades y habilidades son como un músculo y las puedes desarrollar si así lo decides, sólo necesitas identificarlas, proponértelo y practicarlas cada día y en cada oportunidad que la vida te ofrece para hacerlo. Se trata de estar atento cuando se presente esa oportunidad en la cual puedes practicar la cualidad que deseas desarrollar. Practicar y practicar hasta que lo logres.

Cualidades hay muchas y de muchos tipos: la empatía, la paciencia, la perseverancia, la concentración, la generosidad, la atención, la autoestima, el entusiasmo, la compasión, la buena memoria, escuchar, observar, la consideración, la gratitud, el sentido del humor, sólo por mencionar alguna de ellas.

Que no hayamos desarrollado de manera natural una cualidad no nos condena de por vida a carecer de ella. A raíz del desarrollo de las neurociencias, se ha demostrado que no únicamente nuestro cerebro determina cómo somos, si no que nosotros podemos modificar al cerebro, creando las conexiones y circuitos neuronales que nos permiten desarrollar esas cualidades y habilidades que deseamos poseer, para actuar de la manera que elijas ante determinadas situaciones.

Esta capacidad del cerebro para cambiar constantemente, crecer y desarrollarse a lo largo de toda la vida, es lo que se conoce como la neuroplasticidad. Nuestro cerebro el moldeable, en constante evolución y capaz de regenerarse y re-crearse ante estímulos externos e internos para hacer frente a nueva información y situaciones.

Uno tiene el poder de entrenar a su cerebro, modificar su estructura y crear nuevos circuitos, es lo que también conocemos como crear un hábito. Esto se logra a través de la práctica y haciéndolo consciente, ejercitando la pausa para desarrollar aquellas cualidades que nos permitan ofrecer la respuesta que deseamos. Para dejar de reaccionar y comenzar a responder.

Resulta maravilloso y muy esperanzador saber que no tenemos que resignarnos a repetirnos en comportamientos que nos alejan de nuestro bienestar y nos impiden que logremos aquello que deseamos. No estamos condenados a ser de una única manera. Tan importante o más que saber cómo eres, es saber cómo quieres ser, para convertirte en la persona que tú elijas ser. Cuentas con ese poder dentro ti, úsalo. Tienes el poder de cambiar para ser cómo tú lo decidas y desarrollar aquellas cualidades que deseas tener para vivir mejor.

Cómo saber que necesitas desarrollar determinada cualidad? Cuando ante una situación recurrente no has logrado el resultado que deseas, puedes evaluar cómo has contribuido tú a esa situación o al resultado obtenido. Comienza por preguntarte: qué podría haber hecho diferente? Qué cualidad o habilidad me ayudaría a lograr aquello que deseo? Qué debo tomar en cuenta para lograrlo? Qué depende de mi? Qué es posible? Si no tienes las respuestas no te preocupes, la vida se encargará de que las recibas a su debido tiempo.

Tan importante como tener las respuestas es el proceso de reflexión que se desencadena una vez que te has planteado la pregunta. Cuando tengas contigo las preguntas, regálate tiempo y observa, dentro de ti y en tu entorno, pues a partir de ese momento se abre la puerta que te permitirá descubrir y comprender aquello que necesitas saber y desarrollar en aras de tu bienestar.

Las lecciones llegan cuando el alumno está listo, las descubrirás dentro de ti cuando sea el momento indicado. Dentro de ti habitan todas posibilidades para convertirte en la persona que elijas ser y de ti depende desarrollar el potencial con el que cuentas. Llegaste a este mundo con las capacidades que necesitas, se trata de poder verlas para desarrollarlas y utilizarlas, ponerlas en práctica para crear tu vida.

De ti depende.

Aunque a veces nos resulte difícil de aceptar, cada quien tiene la vida que ha elegido, porque incluso cuando optas por no decidir, estás eligiendo no hacerlo. Se trata de asumir nuestra responsabilidad por las decisiones que hemos tomado a lo largo del camino. Si no estás a gusto, no te parece o quieres tu vida sea diferente, de ti depende que esto suceda. Son tus acciones y decisiones el puente que conecta tus deseos con la realidad. No es suficiente con comprenderlo e imaginar como sería, hay que hacerlo. Tus decisiones y tus acciones son el camino para construir la vida que quieres vivir.

También es muy cierto que uno a veces no elige lo que sucede en nuestra vida, pero siempre tiene el poder de elegir cómo responder a esto que ha ocurrido. La regla del 90/10. El 10 % es lo que ocurre en el mundo exterior y el 90% indica cómo nos relacionamos con esto, representa nuestra actitud. Aún en las situaciones más difíciles, uno siempre puede elegir aprender de esa experiencia. Es lo que le da valor y significado para nuestra vida.

En la sociedad actual la soledad es algo que se evita de diferentes maneras, pero en verdad puede significar una oportunidad para el autoconocimiento, la meditación y la reflexión; y a partir de aquí, para el cambio y el crecimiento personal. Conocerse a uno mismo, es el punto de partida para comprender cómo eres, qué quieres, cuáles son tus necesidades predominantes, los miedos asociados, tus recursos y talentos, tus creencias y pensamientos limitantes. Es importante saber cómo soy para llegar a ser cómo quiero.

No estamos determinados a ser de una única manera, tenemos el poder de cambiar nuestro comportamiento, desarrollar habilidades, aprender y evolucionar hacia un nuevo nivel de conciencia. A la par, debemos desaprender los viejos programas que nos limitan para poder crear y practicar los nuevos, esos que suman y contribuyen a nuestro bienestar y lo que deseamos lograr. Darse cuenta y hacerlo consiente es el primer y más importante paso para cambiar.

Todos tenemos modelos mentales que representan aquello que creemos y en base a los cuales nos comportamos y conducimos por la vida. Porque todos actuamos según aquello que creemos. No está ni bien ni mal tener modelos mentales, se trata de hacerlos consiente para evitar que estos dirijan y determinen nuestra existencia. Parte de este proceso consiste en hacer una pausa para dejar de reaccionar en automático y decidir nuestra respuesta tomando en cuenta aquello que deseamos lograr. Comenzar con el final en mente, evaluar las diferentes opciones y soluciones que se nos presentan a fin de tomar la mejor decisión. De este modo, podrás conseguir que tus sueños se hagan realidad a través de tus acciones.

Es simple, se trata de saber qué quieres y qué no quieres, para ti, en tu vida y en tus relaciones. Nótese que dije simple y no fácil, porque no lo es. Nos equivocamos cuando interpretamos lo simple como algo fácil, nada más alejado de la realidad. Simple y fácil no son sinónimos, al menos cuando se trata de cambiar y crear la mejor vida posible para uno. Casi siempre, hacerlo simple lleva implícito transitar todo un arduo camino de aprendizaje y crecimiento personal para llegar a ese nivel de conciencia que te permita saberlo, sentirlo y actuarlo, para que se convierta en tu realidad. De este modo, lograr aquello que deseas y crear la vida que quieres, será el resultado de tus acciones y tus decisiones, tomadas esta vez de manera consciente. Porque somos los arquitectos de nuestra vida y los creadores de nuestro destino.

La atención hace milagros.

Cuando nos preguntan cuál es nuestro recurso más valioso, lo más común es que digamos el tiempo, el dinero, los conocimientos, la información o algún otro. Casi siempre olvidamos tomar en cuenta uno de los recursos más preciado que poseemos: la atención. Su valor no reside en que sea un recurso precisamente escaso, por el contrario, podemos tenerla en la cantidad que así lo deseemos según nos dediquemos a desarrollarla, practicarla y dirigirla hacia nosotros y a los demás. Su valor reside en que muy pocos hemos aprendido a utilizarla para obtener los mejores resultados, aquello que deseamos lograr en nuestra vida y en nuestras relaciones. 

La atención nos permite darnos cuenta de todo aquello que resulta importante en cualquier área de nuestra vida y en nuestras relaciones, poniendo la mirada hacia nosotros y hacia nuestro entorno. Una mirada neutral, sin juicios ni prejuicios, con el propósito sincero de aprender y entender sobre nosotros y los otros, para lograr objetivos en nuestra vida y en nuestras relaciones. Cuando hablo de relaciones me refiero al más amplio espectro de nuestra interacción en cualquier área de la vida: profesional, personal, familiar, de pareja y todas las demás en las cuales participamos.

Cuando diriges la atención hacia ti, fortaleces tu posición como observador para aprender cómo eres, identificar tus pensamientos más comunes y emociones asociadas a estos, identificar cuáles son tus necesidades, validar tus sentimientos, reconocer cuáles son tus creencias, valores, aquello que has asumido, los comportamientos que repites en automático, todo lo que permanece en tu inconsciente y que de muchas maneras determina tu vida y tus decisiones. Mientras más y mejor te conozcas, mejor preparado estarás para tomar decisiones que te conduzcan a lograr aquello que deseas lograr en tu vida.  Porque nuestra vida se construye en base a nuestras decisiones.

Prestar atención a todos estos temas personales te llevará a hacerlos consciente lo cual es el primer y más importante paso para cambiar o modificar aquello que afecta a tu bienestar e impide que logres lo que deseas en cualquier área de tu vida y en tus relaciones. Se trata de convertirte en espectador activo de tu proceso personal en todas sus dimensiones: escuchando a tu cuerpo físico, observando tus pensamientos, reconociendo tus emociones y sentimientos y apreciando lo que acontece en el mundo exterior.

La atención dirigida hacia los otros es el puente sobre el cual se construyen nuestras relaciones. La mejores. Esta se expresa como presencia en muchas maneras, no únicamente física, si no través de la comunicación, la cercanía, el entendimiento sin juzgar, acompañando, apoyando y escuchando. Para poder ver y hacer contacto con el otro. Lo que muchas veces se ha denominado tiempo de calidad que no es otra cosa que el tiempo y la atención que entregas y compartes con aquellos que quieres.

La atención también resulta imprescindible para aprender en el camino de la vida. Las lecciones son variadas, múltiples e ilimitadas y nos son entregadas en todo tipo de presentaciones y envolturas a las que llamamos experiencias. El aprendizaje como parte intrínseca de la evolución personal, al igual que todos aquellos conocimientos y habilidades que aprendemos durante nuestra etapa escolar, requiere que dediquemos toda nuestra atención al proceso y a sus enseñanzas. Cada experiencia que vivimos tiene al menos una lección valiosa e importante para nuestro crecimiento personal.

La buena noticia es que la atención, como la concentración, se practica, se desarrolla y se fortalece para poder utilizarla en nuestra vida diaria, incorporándola a nuestro estilo de vida. La atención es como un músculo. Para desarrollar nuestra capacidad de atención es necesario practicarla y ejercitarla todas las veces que nos sea posible, apartando un tiempo y un espacio del día para esto, comprobando si estamos completamente presentes en cualquier actividad que realizamos por más sencilla y rutinaria que nos parezca y en especial, cuando estamos en compañía de otras personas. Comprobar que estamos completamente presentes en el aquí y el ahora, identificando dónde hemos puesto nuestra atención en ese momento.

Se trata de observar para decidir dónde pones tu atención según aquello que deseas lograr en tu vida y en tus relaciones, porque donde pones tu atención crece. Dedica tu atención a aquello que deseas que exista, crezca y permanezca en tu vida. 

Nuestra atención, expresada en presencia, es el mejor regalo que podemos entregar a quienes queremos en nuestra vida. A través de la atención que entregamos al otro se construye, fortalece y se hace real el vínculo en nuestras relaciones.

Parte inseparable de nuestra esencia humana la constituye la necesidad de conexión. Esta se realiza y expresa a través de la atención entregada a nosotros y a nuestras relaciones. La atención viaja en ambas direcciones, hacia nuestro interior y hacia nuestro entorno.  Es el recurso más valioso con que contamos para hacer esta conexión posible y real, el puente para comunicarnos y construir un mejor vínculo: la relación profunda y verdadera con nosotros y con todos aquellos que queremos.