Del Ego al Ser.

Existe una voluntad más fuerte que la del Ego, es la voluntad del Ser. El Ego siempre busca y no encuentra, sus hallazgos son efímeros, traen implícito fecha de caducidad y están predestinado a la desilusión o el desencanto. Porque en la mente todo es temporal, cambiante y pasajero, cargado de expectativas e idealizaciones.

El ego duda, jerarquiza, clasifica, compara, juzga, manipula, se defiende, se atrinchera, quiere tener el control y resulta agotador. Nos drena la energía, sabotea nuestro bienestar y nos conduce al egotamiento. Ese cansancio o hartazgo que resulta de vivir con pensamientos rumiantes cargados de miedos, juicios, quejas e insatisfacciones que nos impiden apreciar y disfrutar de todo lo bueno que la vida nos ofrece.

Las idealizaciones son un mecanismo de escape más que utilizamos cuando no tenemos la capacidad psicológica y emocional de lidiar con la realidad que vivimos. Estas fantasías se desvanecen en el tiempo porque tus temas no resueltos no desaparecen ni se solucionan por más que no los quieras ver, los niegues o los disfraces, en ese intento infructuoso por huir de ti. Por mucho que corras nunca podrás escapar de ti mismo.  La realidad siempre nos alcanza porque su propósito es el de enseñarnos, es nuestra aliada y maestra. A través de ella recibimos las lecciones que necesitamos para pasar esas asignaturas pendientes en el camino de la vida.

El Ser, sin buscar, siempre encuentra porque descubre aquello que vibra en su misma frecuencia, la energía que nos conecta, nos acerca y nos une. Los vínculos que se sostienen desde el alma, transcienden todas las dimensiones de la existencia, el tiempo y el espacio. Es por eso que el amor es una fuerza tan poderosa, porque nace y se alimenta desde el Ser, para llevarnos a trascender y tocar lo infinito. Como también es muy cierto que en ocasiones le ponemos el nombre de amor a lo que no lo es.

La voluntad del Ser conoce cuáles son los caminos, sabe para qué estás aquí y cuál es el mejor paso para ti. Ábrete completamente para recibir todo lo que la vida tiene para ofrecerte. Dedica un tiempo y un espacio en tu vida para la relación contigo, para conectar con tu guía interior, para escuchar la voz de tu intuición. Ahí encontrarás las respuestas. Todo lo que necesitas está dentro de ti ahora, regálate la oportunidad de descubrirlo, reconocerlo y usarlo.

Establece una rutina para cultivar tu bienestar. Cada mañana inicia tu día agradeciendo y declarando una intención, aquella cualidad, habilidad o manera de ser o estar que deseas practicar y sentir dentro de ti durante ese día. Presta atención a todas esas ocasiones que se te presenten durante ese día y te brindan la oportunidad de practicar tu intención.

Sonríe, de preferencia cada vez que pases por un espejo. Tu cerebro leerá esa sonrisa como verdadera aun cuando sea fingida y se producirá una descarga de endorfinas y serotoninas, los neurotransmisores responsables de la sensación de felicidad y bienestar.

Crea en tu día el momento para estar completamente presente y contigo, aquí y ahora, la puerta para conectar con tu Ser y recibir todo lo que estás buscando afuera. Haz al menos una pausa al día, concéntrate en tu respiración por la longitud de tiempo que te sea posible, puedes comenzar con 1 minuto, será el minuto transformador de tu vida. Repite esta pausa las veces que te sea posible e intenta añadirle tiempo y disfrute a ese espacio de paz interior que has creado para conectar contigo descansando de la mente. Será un muy buen inicio en este camino de bienestar y plenitud desde el alma.

Mi encuentro conmigo.

Parte del proceso de crecimiento personal es aprender a estar con uno mismo. Es por ello que cuando tengas la oportunidad de estar a solas contigo y disfrutar de tu propia compañía, no la dejes pasar. De este modo, estar con los otros e incluso tener pareja, siempre será siempre una cuestión de elección y no de necesidad.
El autoconocimiento, a través de ese encuentro con uno mismo, es el primer paso en el proceso de crecimiento interior. Se trata de darte el permiso para ser quién eres y aceptar a los otros como son. Poder ver y aceptar, a ti mismo, a los otros y a las circunstancias tal y como son. No como te gustaría que fuera, no como te dijeron que sería, no como te la imaginaste, ni tampoco distorsionada por tus deseos, promesas ajenas y otras versiones. Ten la certeza de que en esa realidad y en la experiencia que estás viviendo hay lecciones de vida importantes y necesarias para ti, para crecer y ser la persona que eres y serás, según recorras el camino de la vida.
En el proceso de sanar uno despierta a un nuevo nivel de consciencia. Será como si cruzaras un puente. Durante mucho tiempo viviste de un lado del puente sin mucha consciencia de cuanto ocurría allí. Hasta que un día sentiste que se abría el camino hacia un puente. Por instinto de supervivencia, esa maravillosa ancla interior que nos regresa hacia la salud, comenzaste a andar en esa dirección para luego reconocerte del otro lado, en un lugar luminoso, de paz, bienestar y amor. Estando allí, todavía puedes escuchar y ver a los que se han quedado del otro lado del puente, donde vivías antes y quisieras que ellos también tomaran el puente para llegar a dónde estás. Pero ese camino cada quien tiene que decidir transitarlo de manera individual, es un proceso personal y no puedes arrastras a los otros por el puente. Cada uno tomará las decisiones que considere necesarias para su vida a su debido tiempo.
Las despedidas son siempre doloras, vivimos un proceso de duelo por la pérdida de aquellas personas a quienes amamos. Prevalece el deseo íntimo de reescribir la historia para que esta vez si tenga un final feliz. El final que has soñado, en final que deseas. Pero una relación es de dos, no es suficiente con que tú lo quieras, el otro tiene que hacer su parte en aras de encontrar el equilibrio para que la relación funcione en la dinámica de dar, recibir y pedir. Para crecer juntos.
Se trata de aceptar que hay personas y situaciones que no puedes cambiar, no importa cuánto te desvivas y te empeñes por lograrlo. Tú no tienes el poder de cambiar a los otros, de solucionar sus problemas y conflictos, ni de controlar su comportamiento. Sólo tienes el poder de hacerlo contigo y con tu vida. Cada quien mira la vida a través de sus propios lentes, según su tipo de personalidad y su nivel de consciencia. Es importante comprender y aceptar que cada uno de nosotros vive su proceso y tiene sus tiempos.
Que el amor que sientes por ti siempre sea mayor y más importante para ti que la necesidad de sentir y tener el amor de otra persona. No te traiciones para lograr que alguien permanezca a tu lado y tener su amor, no te olvides de ti, no dejes de quererte, ni de ser quién eres. Se trata de estar con uno mismo, reconocerse, mirar adentro, saber quién eres y qué quieres, escucharte, seguir tu intuición, y encontrar tu camino para vivir a tu manera.
Saber que puedes y quieres estar contigo, ocuparte de ti y de tu vida, siempre será la mejor recompensa. Porque tú eres el mejor regalo que te ha dado la vida.

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