Hoy les comparto esta historia que escuché hace un tiempo atrás, por demás en inglés y que hoy trato de reproducir acá, haciendo mi mejor esfuerzo por rescatarla de los laberintos de la memoria, de la manera más fiel posible.
Una vez se reunieron los Jefes de Estado de dos países muy importante. Mientras sesionaba la cumbre entre ambos mandatarios, entraban a la sala diferentes ministros, asesores, asistentes y personal del Staff que formaban parte del equipo de trabajo que tenía a su cargo la organización del evento.
El mandatario anfitrión cuando veía que alguien de su equipo traía cara seria, se mostraba tenso, preocupado o nervioso, le decía en tono suave y con amabilidad: Recuerda la regla No. 6. Así entro la secretaria con gesto serio y el Jefe de Estado le dijo con una sonrisa: Isabel, recuerda la Regla número 6. Inmediatamente Isabel cambio su expresión, sonrió y le dijo: Tiene usted mucha razón, cómo he podido olvidar la Regla No. 6? ¡Gracias por recordármela! Luego entró uno de sus asesores con rostro preocupado y el Presidente le comentó: Ricardo, recuerda la Regla No.6. El asesor enseguida cambio su rostro y le respondió: ¡Si, es cierto! Había olvidado la Regla número 6. Gracias por recordármela. Luego entró uno de sus ministros con el ceño fruncido y gesto rígido a lo que el presidente enseguida le dijo: Sofía, me parece que has olvidado la Regla No. 6. A lo que Sofía modificando en ese instante su expresión le respondió: Es cierto, ¡cómo pude olvidarme! ¡Gracias por recordarme la Regla No. 6!
Y así sucesivamente, se repetía la misma escena con cierta frecuencia y cada vez menos en la medida que todos recordaban la Regla No. 6. En cada ocasión que aparecía alguien del equipo del Presidente del país anfitrión con expresión preocupada o gesto grave, el Presidente le recordaba la Regla No. 6.
El Presidente del país invitado no salía de su asombro y tal fue su sorpresa y curiosidad que no se pudo aguantarse y le comentó al otro Jefe de Estado: Sé que tenemos muchos temas importantes que tratar y solucionar en este encuentro pero por favor, dime cuál es la Regla número 6. El Jefe de Estado anfitrión le preguntó por qué quería saber sobre la Regla No. 6, a lo que el mandatario extranjero le dijo: Es que me sorprende muchísimo y resulta tan evidente como cambia la expresión y la actitud de las personas para bien, cada vez que recuerdan la Regla número 6. Por favor, necesito saber cuál es la Regla No.6 para compartirla con todo mi país!
El mandatario anfitrión sonrió y le dijo: Es muy sencillo, la Regla número 6 dice, no te tomes la vida tan en serio.
El otro Jefe de Estado se quedó sorprendido de la simpleza y efectividad de la Regla No. 6 y no pudo resistir la tentación de preguntar: Entonces, cuáles son las otras reglas? digamos la Regla No. 1, 2, 3, 4, 5, 7, 8….? El Jefe de Estado anfitrión nuevamente sonrió y le dijo…no hay más reglas, esa es la única regla, la Regla No. 6. Le pusimos ese número simplemente porque nos gustó.
Y esta es la historia. Ya sabes, ante cualquier situación o cualquier eventualidad que ocurra, si te sirve y si te ayuda…recuerda la Regla número 6.
La vida es liviana y ligera, se trata de aprender a fluir con ella y confiar en su proceso natural. Todo está bien como es. Estrenemos una nueva y mejor mirada cada día para ser capaces de reconocerlo, apreciarlo y agradecerlo.
En el alma todo es simple y por lo mismo, tan poderoso.