Míralo, aprende de ello, acéptalo y déjalo ir!

La psiquis, nuestro cuerpo psicológico y emocional, es como un telar que se encuentra tejiendo de manera continua, permanente y sin detenerse, desde el primer instante de nuestra vida. Cuando vivimos situaciones y experiencias emocionales difíciles y dolorosas que han dejado una huella profunda en nuestra psiquis, se forma un nudo en el tejido de nuestro telar. Se ha creado un nudo, pero el telar no se detiene nunca, sigue tejiendo todo el tiempo sin parar, la vida continúa y nosotros en ella, cargando con nuestros nudos.

La negación es casi siempre el primer mecanismo de defensa que se activa cuando pasamos por situaciones emocionales que nos superan.  Los mecanismos de defensa se activan de manera inconsciente y este en particular, puede resultar por igual nuestro mejor amigo o nuestro peor enemigo, según la etapa de la vida en la que nos encontremos.

La negación se presenta como un gran aliado en especial durante la infancia y la adolescencia, cuando vivimos situaciones emocionales que nos rebasan y para las cuales no tenemos aún la capacidad psicológica ni emocional de comprender y procesar. En esas experiencias la negación es una especie de salvavidas que nos rescata del naufragio y nos asegura la supervivencia.

Una vez que somos adultos, se nos pueden presentar situaciones similares o parecidas o que sin razón aparente provocan emociones y sentimientos que nos trasladan a esa otra experiencia del pasado cuando se formó el nudo emocional en nuestro tejido. En esta ocasión es muy probable que se active otra vez la negación como recurso psicológico para superar nuestro malestar, miedo o frustración. Es precisamente en este caso cuando la negación se convierte en nuestro enemigo, porque nos está privando la oportunidad de, ahora como adultos, aprender de esta experiencia y aprovechar esta oportunidad para sanar y deshacer el nudo.

La psiquis es atemporal, los traumas del pasado pueden ser tratados y sanados como si estuviesen ocurriendo hoy. Esto resulta muy positivo y alentador porque nunca es tarde para sanar y siempre es posible hacerlo. El primer paso es reconocer cuando un evento del presente nos conecta a una herida emocional del pasado e identificar si se activa la negación en automático como mecanismo de defensa. Comenzar a ser conscientes de nuestra reacción, identificar las emociones que sentimos a consecuencia de lo sucedido y permitirnos experimentar estas emociones desde la conciencia de saber que lo que siento está conectado a un nudo emocional del pasado que hoy como adultos y usando nuestros recursos, podemos comenzar a deshacer. Se trata de mirar lo sucedido, comprenderlo, perdonar y perdonarnos con profunda compasión, sin juzgarnos ni criticarnos, porque casi siempre somos nuestros peores jueces. Hiciste lo mejor que podías con lo que sabías en aquel momento.

Para iniciar el proceso de sanar, debemos reconocer que tenemos un nudo psicológico y emocional producto de una experiencia del pasado, comprender lo sucedido, aprender de esta experiencia incorporando sus lecciones, aceptarlo y dejarlo ir. La aceptación es un proceso activo que consiste en reflexionar sobre esa experiencia del pasado con el propósito de aprender las lecciones que nos fueron entregadas a través de lo vivido, para sacarle provecho a la experiencia y beneficiarse de lo aprendido. Sacarle provecho significa usar las lecciones aprendidas para crear nuestro presente y nuestra experiencia de vida con un nuevo nivel de conciencia que sume y aporte a nuestro bienestar emocional. De este modo, podremos desatar nuestros nudos con amor y comprensión, aprendiendo de la experiencia y utilizar lo aprendido para sanar, tratándonos como lo harías con la persona que más amas en tu vida. Esta vez esa esa persona eres tú.

tela de telar